Las lluvias torrenciales (anota el capit. La siguiente declaraci. Inmediatamente. despu. Madden, en el. departamento de Viktor Runeberg, quer. Antes. que declinara el sol de ese d. Madden era implacable. Mejor dicho, estaba obligado a ser implacable. En la ventana estaban los tejados de siempre y el sol nublado de las seis. Soluciones de Sombra Las mejores sombrillas arquitect Al parecer, una de las im A pesar de mi padre muerto, a pesar de haber sido un ni? El casi intolerable recuerdo del rostro acaballado de Madden aboli. En mitad de mi odio y de mi terror (ahora no me importa hablar de terror: ahora que burlado a Richard Madden, ahora que mi garganta anhela la cuerda) pens. El nombre del preciso lugar del nuevo parque de artiller. Si mi boca, antes que la deshiciera un balazo, pudiera gritar ese nombre de modo que lo oyeran en Alemania.. Mi voz humana era muy pobre: ? Dije en voz alta: Debo huir. Algo- -tal vez la mera ostentaci. El reloj norteamericano, la cadena de n. En diez minutos mi plan estaba maduro. Ahora lo digo, ahora. Poeta y ensayista mexicano nacido en Mixcoac, Ciudad de M. Es un poeta de todas las horas. Los mayores productores de aceitunas son el. No. lo hice por Alemania, no. Nada me importa un pa. Arriba de una hora no. Lo hice. porque yo sent. Sus manos y su voz. Recuerdo que le dije al cochero que se detuviera un poco antes de la entrada central. Los coches arrancaron al fin. Un hombre que reconoc. Me dije que ya estaba empe. De esa debilidad saqu. Preveo que el hombre se resignar. Se detuvo, casi en medio del campo. Ashgrove, contestaron. Sin aguardar contestaci. Era de tierra elemental, arriba se confund. El consejo de siempre doblar a la izquierda me record. Algo entiendo de laberintos: no en vano soy bisnieto de aquel Ts'ui P. Absorto en esas ilusorias im. El vago y vivo campo, la luna, los restos de la tarde, obraron en m. El camino bajaba y se bifurcaba, entre las ya confusas praderas. Entre las rejas descifr. El chisporroteo de la m. No vi su rostro, porque me cegaba la luz. Llegamos a una biblioteca de libros orientales y occidentales. Era (ya lo dije) muy alto, de rasgos afilados, de ojos grises y barba gris. Algo de sacerdote hab. Gobernador de su provincia natal, docto en astronom. A su muerte, los herederos no encontraron sino manuscritos ca. La familia como usted acaso no ignora, quiso adjudicarlos al fuego; pero su albacea- -un monje taoista o budista- -insisti. El libro es un acervo indeciso de borradores contradictorios. Lo he examinado alguna vez: en el tercer cap. En cuanto a la otra empresa de Ts'ui P. Un invisible laberinto de tiempo. Yotra: Me retiro a construir un laberinto. Hortensias en el jard. Simplemente le gustaban estas plantas y decidi Tumbonas y camas con estilo para tomar el sol. Juego plegable de mesa y silla. Ya no hay una Luna que no sea espejo del pasado, Cristal de soledad, sol de agon. Todos imaginaron dos obras; nadie pens. Dos circunstancias me dieron la recta soluci. Una: la curiosa leyenda de que Ts'ui P. Otra: un fragmento de una carta que descubr. Me dio, por unos instantes, la espalda; abri. Era justo el renombre caligr. Esas conjeturas me distrajeron; pero ninguna parec. En esa perplejidad, me remitieron de Oxford el manuscrito que usted ha examinado. Me detuve, como es natural, en la frase: Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jard. Casi en el acto comprend. La lectura general de la obra confirm. En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casa inextricable Ts'ui P. Fang, digamos, tiene un secreto; un desconocido llama a su puerta; Fang resuelve matarlo. Naturalmente, hay varios desenlaces posibles: Fang puede matar al intruso, el intruso puede matar a Fang, ambos pueden salvarse, ambos pueden morir, etc. En la obra de Ts'ui P. Alguna vez, los senderos de ese laberinto convergen: por ejemplo, usted llega a esta casa, pero en uno de los pasados posibles usted es mi enemigo, en otro mi amigo. Si se resigna usted a mi pronunciaci. Recuerdo las palabras finales, repetidas en cada redacci. Stephen Albert prosigui. El testimonio de sus contempor. La controversia filos. Ni siquiera usa la palabra que quiere decir tiempo. Las discutimos; al fin, Stephen Albert me dijo: ยป- -En una adivinanza cuyo tema es el ajedrez, . Omitir siempre una palabra, recurrir a met. Es el modo tortuoso que prefiri. He confrontado centenares de manuscritos, he corregido los errores que la negligencia de los copistas ha introducido, he conjeturado el plan de ese caos, he restablecido, he cre. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no cre. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayor. El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros. En uno de ellos soy su enemigo. Esas personas eran Albert y yo, secretos, atareados y multiformes en otras dimensiones de tiempo. Yo juro que su muerte fue instant. He sido condenado a la horca. Abominablemente he vencido: he comunicado a Berlin el secreto nombre de la ciudad que deben atacar. Ayer la bombardearon; lo le. El Jefe ha descifrado ese enigma. Sabe que mi problema era indicar (a trav. No sabe (nadie puede saber) mi innumerable contrici. El espia prusiano Hans Rabener alias Viktor Runeberg agredi. Poesia de Ramon Lopez Velarde. Poemas de Ram. En voz parleradialogas con los p! Siempre querida,cuyas pupilas llorosascontemplaron la ca. Yo perdonotu flaqueza, y esclavo de tu hechizode tu primer hijuelo, dulce amiga,celebrar. Soy un fracasode confesor y m. He de saber de todaslas peque.
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December 2016
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